viernes, 21 de noviembre de 2014

Tu


Cuando el día nace
y su sombra se va cubriendo de luz,
la mañana se viste de seda en tu piel,
el viento abanica sus vestidos
esparciendo tu aroma
en el espacio de mis sentidos,

los suspiros se atolondran,
agolpándose para salir amedrentados
recorriendo la faringe en su calor,
golpeando fuerte, muy fuerte,
mis vestiduras, tu voz,

socavando palabras guardadas,
de mi boca amurallada
reservada para ti,
tu mirada, tu mirada,
tímida, cristalina,
humedeciendo mi desnudez.

De esa copa de vino…
Que no bebimos,
afloraron los deseos
mil caricias y un te quiero,
enterneciendo mi ser.

Has logrado, tú, perturbar mis días,
mis noches, cada uno de mis sueños,
conduciéndome a la irremediable locura,
desvaneciendo mis fronteras,
guiando a las estrellas en el camino
hacia tu amor…





Amelia Orellano Bracaccini

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