jueves, 7 de agosto de 2014

Hoy me siento feliz, o solo es por el estado de enamoramiento.

Hoy me siento feliz, inmensamente feliz porque sé que él me ama de una manera muy limpia  blanca, buena, mis endorfinas a full, es un ser especial  hasta diría casi inocente, sí así lo siento, ajeno a toda maldad y contaminación del mundo, con una brillante luz a su alrededor como si fuese un ángel celestial, y si fuese así que vendría a ser yo, como una especie de demonio tratando de corromperlo con mis atributos, con mis deseos que no son pocos,  no, no creo que así sea, solo es mi amor,  con unos valores como muy pocas personas, por lo menos que yo conozca, porque uno no llega a conocer a todos solo generaliza, pero si de algo estoy segura es que él es único, a veces quisiera que se equivocara, que cometiera algún error para no sentirme tan imperfecta cuando estoy con él.
¿Estará bien ser inconmensurablemente  feliz, cuando todo esta tan revuelto, cuando solo hay tristeza y dolor a mi alrededor?  Hace tiempo dejé de mirar los noticieros, por el simple hecho o como excusa para no ver lo que sucede, si, porque aunque no los vea, o decida mirar hacia un costado no cesan, y cada vez es peor, y me siento la peor la más egoísta  e hipócrita de todos.
De niña pensaba que si era infeliz sería por alguna razón muy aceptable, por ejemplo, si dos personas son felices, en otro lado del mundo alguien debiera equilibrar la situación, así de esa manera iría surgiendo un control, como una estabilización una simetría. ¿Se podrá llevar el registro de la felicidad? Cuántos son infelices, cuántos no, a quien le corresponde la repartija.
Luego uno crece y con ello “los porque a mí,” “que habré hecho”, y tantos que uno va perdiendo la cuenta y nos vamos cegando a los momentos felices que la vida nos regala.
Qué momento  más  complicado y jodido el de estar enamorado, es como hacer un retroceso y volver a la adolescencia, (sin los signos visibles por supuesto), por la mañana sos enormemente feliz, y por la tarde no sabes cómo te sentirás, y te lo cuestionas todo, y te sientes re tierno, de pronto ves que los pajaritos fabrican sus niditos, cuando antes ni te percatabas de dónde vivían, o como, hasta llegas a llorar de la emoción, piensas en esa avecilla tan pequeña recorriendo el mundo en busca de esa ramita o pajita que rellene su espacio donde florecerá el amor junto a su compañera y sus pichones.
Lo auténtico y real es él, con su humanidad toda, que contagia, inspira, su nobleza que lo hace soportar mis estados de ánimos, su alegría de vivir, su sonrisa que me enloquece y hace que me pierda en el laberinto de su mirada, cada cosa a su alrededor es mágica, como una especie de hechizo o velo que convierte todo, que todo lo cambia.
Hoy soy terriblemente feliz, y todo gracias a su amor.



Amelia Orellano Bracaccini
  



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